
Errores al elegir una plantilla: por qué no siempre ganan los “mejores”
La composición del equipo es un enigma constante para cualquiera que alguna vez haya intentado armar un equipo de fútbol amistoso o incluso semiprofesional. Parecería que podría ser más fácil: reúne a los “mejores” jugadores y el éxito ya está en tu bolsillo. Pero en realidad esto es sólo la punta del iceberg, y es aquí donde suelen estar los principales errores que destruyen a un equipo antes del pitido inicial.
La ilusión principal es que la habilidad técnica y las “estrellas principales” harán automáticamente que un equipo sea invencible. En realidad, el fútbol es cuestión de interacción. Si alguien es bueno con el balón pero no sabe adaptarse a sus compañeros, será difícil armar el partido. A menudo, la selección del equipo se convierte en una competición de ambiciones: todos quieren ser el líder, pero como resultado, el equipo se convierte en un grupo de individualistas con diferentes puntos de vista sobre el juego. En tal situación, un jugador talentoso pero que no pertenece al equipo puede resultar un eslabón más débil que un asistente modesto pero confiable que siempre cerrará el espacio o hará un pase oportuno.
El segundo error común es ignorar los caracteres. A veces, un equipo está formado por varias personas con temperamentos o ambiciones de liderazgo similares y, en lugar de suavizar las cosas, esto conduce a disputas constantes y “guerras” internas. Cuando las emociones se salen de control, la estabilidad del equipo se ve amenazada. La selección adecuada no solo tiene que ver con la técnica, sino también con la compatibilidad, es decir, con si los jugadores son capaces de escucharse y apoyarse entre sí, y no solo demostrar su punto de vista.
Otro error a menudo desapercibido pero importante es dar preferencia al «nombre» o conocido, y no prestar atención a chicos prometedores pero con menos experiencia. Sucede que aquellos que no se esperaba que explotaran literalmente crecen durante el campeonato, dándole al equipo energía e ideas frescas. La química del equipo es un arte complejo, y a veces surge cuando el equipo se reúne no según el principio de “los nombres más ruidosos”, sino según el principio de la confianza mutua.
Al fin y al cabo, la historia del fútbol conoce muchos ejemplos de equipos “estrella” que se quedaron sin un trofeo, mientras que equipos cohesionados, sencillos, pero verdaderamente unidos, hicieron historia. Porque incluso en el mejor campo, es el equipo el que gana, no sólo un grupo de buenos jugadores con buenas botas. La capacidad de seleccionar la alineación es, quizás, un verdadero arte del fútbol, en el que el ganador no siempre es el más hábil técnicamente, sino el que es más fuerte de espíritu.