Los mejores rituales de equipo: qué une a los jugadores antes y después del partido
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Los mejores rituales de equipo: qué une a los jugadores antes y después del partido

Cuando el ruido de las gradas se apaga y el último balón sale del campo, un verdadero equipo se queda solo no sólo con las estadísticas, sino también con sus propios rituales. Estoy convencido de que son estas pequeñas tradiciones las que crean el microclima especial de cada equipo. No siempre son similares entre sí, pero siempre funcionan de la misma manera: unen a los jugadores antes y después de cada partido, independientemente de la pompa y la escala del equipo.

Incluso antes de que comience el juego, muchos equipos tienen sus rituales favoritos. Esto podría ser un calentamiento conjunto, un círculo obligatorio o incluso una breve “reunión sin entrenador” donde los jugadores se preparan y se motivan mutuamente. A veces la tradición parece algo pequeño: alguien lanza una moneda, alguien reúne a un equipo para animar al equipo en el campo, otros simplemente se dan unas palmaditas en el hombro antes de irse. Pero son precisamente momentos como estos los que resultan claves para que desde los primeros minutos en el campo no prevalezca sólo la táctica, sino un sentido compartido de camaradería.

Un beneficio especial para el equipo puede ser la música conjunta antes del partido. Justo en el vestuario, hay un altavoz, una composición familiar o incluso la canción favorita de todos, sonando por turnos. Nos energiza, alivia tensiones y nos recuerda: aquí cada uno tiene su propia historia, pero está jugando por el mismo resultado.

Después del partido, los rituales suelen ser igual de importantes. Alguien forma un círculo de respeto juntos, alguien comparte inmediatamente sus impresiones en un círculo estrecho sin patetismo innecesario, a veces simplemente salen a tomar un café juntos o analizan el juego en un tono humorístico. Es importante no centrarse sólo en la victoria o la derrota, sino compartir estas emociones para que ni el ganador se quede solo ni el que se equivocó se sienta innecesario.

A veces, un equipo inventa su propio símbolo o broma: incluso una simple frase ritual, un apretón de manos especial o un chiste ayudan a sentirse parte del todo, independientemente del resultado. Con el tiempo, estas tradiciones se convierten en algo que se recuerda durante años. Son estos rituales los que dan origen a un verdadero equipo y lo mantienen unido incluso fuera del campo.

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